Las mujeres son la columna vertebral de la economía rural, especialmente en los países en desarrollo, ya que ellas representan casi la mitad de los agricultores del mundo, y en las últimas décadas han ampliado su participación en la agricultura. El número de hogares dirigidos por mujeres también ha aumentado a medida que más hombres han emigrado a las ciudades. Como cuidadoras principales de sus familias y comunidades, las mujeres son responsables de proveer alimentos y nutrición, y son el nexo que vincula las explotaciones agrícolas y los comedores de los hogares.
Mientras la comunidad mundial procura alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) −entre ellos, el ODS 2, cuyo propósito es poner fin al hambre y la malnutrición a más tardar en 2030− las mujeres pueden convertirse en los agentes del cambio fundamentales en los ámbitos de la agricultura, la nutrición y el desarrollo rural. Con un mejor acceso a la información, la capacitación y la tecnología, ellas pueden transformar la producción y el consumo de alimentos para que la tierra y los recursos se utilicen de manera sostenible.
Durante el Día Internacional de la Mujer, el Grupo Banco Mundial centra su atención en las mujeres que son ejemplo del lema de este año: #BeBoldForChange (Actúa con audacia para lograr el cambio). En visitas de campo y proyectos, hemos conocido a mujeres que son agentes de cambio en sus aldeas y comunidades. Ya sea que trabajen en una explotación agrícola o en un laboratorio, las mujeres de todo el mundo están transformando la agricultura para que el sector sea más resiliente y sostenible.
La mayor participación de la mujer en la producción de alimentos y su consecuente responsabilidad en la seguridad alimentaria, la pone en una posición estratégica para mejorar la seguridad alimentaria del hogar. Al incluir las preferencias y las necesidades diferenciadas de las mujeres agricultoras en el enfoque Agricultura Sostenible Adaptada al Clima (ASAC), se puede lograr no solo la seguridad alimentaria sino también la adaptación de los sistemas productivos a la variabilidad climática. Los análisis de género son importantes para la generación de información que permita a los formuladores de políticas como a los agentes de desarrollo diseñar acciones que garanticen la participación de las mujeres.
La crisis sanitaria del COVID-19 ha generado fuertes impactos en los sistemas alimentarios rurales, lo cual tendrá repercusiones en la seguridad alimentaria de los hogares. El nivel de estos impactos estará en función de la capacidad de adaptación de los hogares, en donde los hogares dirigidos por mujeres serán los más afectados debido a su limitada capacidad de adaptación y acceso a recursos de producción. Por ende, obtener información sobre la relación entre la seguridad alimentaria, la agricultura y el rol de la mujer es de utilidad para garantizar que las necesidades y preferencias de las mujeres sean consideradas en los programas y proyectos que se impulsen para reactivar el sector agrícola con enfoque en la seguridad alimentaria.